Más allá del confort y el ahorro, la domótica también aporta una serie de beneficios relacionados con el día a día y el ritmo de vida moderno. Y ¿qué quiere decir esto?, os debéis preguntar. Pues significa que la domótica abre un amplio abanico de posibilidades relacionadas con el ocio y el tiempo libre. Gracias a la domótica podemos comprar desde casa o bien trabajar, estudiar o reciclarnos desde cualquier punto. El teletrabajo y la teleenseñanza son impensables en un entorno sin internet y domótica. Asimismo, también facilita con creces el acceso a la información. Y por si esto no fuera suficiente, también hace viable el telecontrol y la teleasistencia de personas mayores o que requieren un cuidado especial. Las conocidas alarmas de salud que llevan muchos abuelos y abuelas que viven solos son un ejemplo de ello.

En estos casos detallados anteriormente, es imposible discernir la domótica del internet de las cosas. El internet es necesario para integrar estos objetos conectados a una herramienta. Esta conexión es el que hace posible la automatización de determinadas acciones.

Ejemplos:

  • Los termostatos inteligentes. Regulan la temperatura del hogar desde cualquier lugar. También permiten programar que la calefacción o el sistema de climatización se ponga en marcha cuando detectan que alguien se acerca en el hogar.
  • Las persianas domóticas. Pueden ser reguladas a distancia o incluso se programan para que se abran o se cierren a una hora concreta, según las condiciones meteorológicas del exterior.
  • Cámaras. Se pueden conectar las cámaras a una central domótica y si se detecta una presencia inesperada, en cualquier momento y desde cualquier lugar se pueden cerrar puertas y ventanas.